JUVENTUD, EL MONSTRUO QUE DUERME


















Por: Carolina Llamas



Creo que es momento de detenernos un poco y reflexionar sobre cuál es el papel que juega como ciudadanía, la juventud en nuestra comunidad. ¿Estamos siendo tomados en cuenta realmente por quienes nos gobiernan? ¿Estamos tomando iniciativas propias, como las y los jóvenes que somos para incidir en la toma de decisiones o en políticas públicas que realmente favorezcan al desarrollo de nuestra comunidad?
 Veo la acción de algunos cuántos jóvenes haciendo lo propio, queriendo incidir, a otros tantos buscando la manera de cómo hacerlo, queriendo organizarse, también por otro lado a quiénes no les interesa el rumbo ni el futuro de nuestro país; bien no es una tarea fácil. El desconocimiento, el miedo, la falta de recursos, de espacio, las promesas no cumplidas por quienes ahora nos gobiernan, entre otras;  son piedras que nos encontramos en el día a día, quiénes hemos trabajado o tenemos algún proyecto de participación ciudadana, algún proyecto con el que buscamos lograr un cambio en nuestra comunidad.
Sin embargo es cierto, que la apatía de quienes nos gobiernan, también influye mucho en la resistencia que ha adoptado por lo menos la mayor parte de las juventudes en mi estado, en mi comunidad, en donde vivo. El dejar el tema de juventudes para “luego”; o en manos de quienes carecen de la experiencia necesaria, no ha permitido la integración y participación de las juventudes, ni una verdadera agenda de juventud que favorezca a todas ellas, acorde a  verdaderas necesidades y no a las ocurrencias de a quien se le ha encomendado ésta tarea.
¿Y entonces?  Considero que es momento de tejer redes entre las juventudes, es momento de seguir insistiendo en la idea de ser tomados en cuenta y convertirnos en verdaderos ciudadanos, y al hablar de verdaderos ciudadanos, no me refiero a ir a votar en una urna, sino , a invitarlos a que seamos conscientes de la importancia del poder y el verdadero papel que hoy en día jugamos en la sociedad como jóvenes, que con nuestros actos logremos el trillado, pero verdadero bien común.
¿Y cómo? No dejemos la política únicamente en manos de los políticos, quienes ven en la o el  jóven, sólo un porrista en potencia para su próxima campaña en la búsqueda de otra posición de elección popular. También dejemos de lado la desinformación en la que hemos caído al pensar que política se refiere sólo a los partidos políticos; la política la hacemos todos siendo ciudadanos responsables, seamos más críticos, con pensamientos más independientes, evitando que de nuestra indiferencia y nuestra desinformación, el trabajo y el desarrollo de las juventudes siga estando sólo en los bajos presupuestos que se otorgan, en el espacio para el más joven del equipo de campaña y en una nómina de agradecimiento para quienes estuvieron ahí “en las buenas y en las malas”.
Ya lo dije, no es una tarea fácil, pero comencemos a ocuparnos más de los asuntos públicos, que se dé la organización de las juventudes, que se vea la participación activa, para incidir en las políticas públicas, y así;  poder ser críticos y exigir. Recordemos que somos mayoría, somos el monstruo que duerme y hay que despertarlo.






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